Saturday, February 21, 2015

El Príncipe Azul es Infiel: Confesiones Tardías de Disney

"Careful the wish you make."
"Careful the tale you tell.
That is the spell
Children will listen"
Into the Woods, Disney 2015


¿Disney nos estará pidiendo perdón? ¿Saben cuántas historias nos ha hecho y cuántas me he creído? Muchos son los deseos que he lanzado a las estrellas a raíz de los cuentos de Disney. Y ahora, 40 años después, la advertencia: cuidado con lo que cuentas, los niños escuchan y ese es el hechizo. ¿En serio? ¿Un hechizo? ¿Me han estado hechizando todo este tiempo? Y ahora, ¿cómo rompo este hechizo? El embrujo que me hace desear cosas imposibles. El que me hace creer que tus deseos se vuelven realidad y de que cuando encuentras tu príncipe azul vivirán felices para siempre. Me lo creí. Estoy hechizada.

¿Se habrá roto el hechizo? ¿Estaba programado que se rompería cuando viera Into the Woods? ¿O fue cuando escuché al príncipe azul decir "I was raised to be charming, not sincere"? (Ver video) Gracias por la noticia. Después de haber terminado dos matrimonios por infidelidad algo me sospechaba. Pensé que era que aún no encontraba a mi príncipe, pero no. No estaba equivocada. Mi marido sí era mi príncipe azul. Nunca lo dudé. Sólo me hubiera gustado saber antes, no haber deseado mi vida feliz para toda la vida y prepararme para el final, para la traición, para la temporalidad del amor.

¿O cuando te rompen el corazón también se rompe el hechizo? Me temo que no. No se rompió. Mírame, sigo aquí, molesta con Disney por sus tardías confesiones. No quiero escuchar, no quiero que se rompa el hechizo. Aquí estoy, deseando encontrar mi próxima historia de amor, con la misma esperanza de que sea para toda la vida. Mi corazón sigue hechizado. Roto, pero hechizado.

El final duele igual. Con o sin hechizo. Pero la intensidad del amor y la emoción de creer en el "happily ever after" sólo lo podemos sentir las hechizadas. Si pudiera volver atrás, haría exactamente lo mismo. Prefiero creer a saber. Es irónico pero si dejo de creer, ¿cómo podré volver a armar mi corazón?


Friday, February 13, 2015

Madonna - Living For Love

Viernes 13

Me parece que hoy, viernes 13, a sólo un día de San Valentín, es perfecto día para volver a escribir.

Me enamoré y dejé de escribir. ¿Cómo poder decirles que besé un sapo y se convirtió en príncipe? Que estaba viviendo LA historia de amor. No iba a ser difícil que me creyeran. Mi historia de amor comenzó con un beso en la Torre Eiffel. No podía ser más perfectamente cursi y de novela esta historia. Y ahí estaba, sabiendo que era LA historia, que desde la primera vez que lo vi sabía que estaba perdida, que no quería salir de sus brazos nunca más. Que no hay duda, que de pronto todo es claro, que no quieres hacer otra cosa que estar junto a él y que tu vida cambie para siempre. No, no podía escribir. Estaba convencida que me había equivocado y que Disney siempre tuvo la razón. Espera y el príncipe azul llegará y te rescatará. Y así fue. En mi caso, en una noche estrellada en París en el tope de la Torre Eiffel. Fui rescatada y mi mundo cambió. Tal cual predijo Disney.

Comencé a vivir mi "felices para siempre" con una pequeña diferencia. Feliz, infinitamente feliz, pero no para siempre. Mi historia terminó. De la Torre Eiffel, caí muy bajo. Terminé en el piso de la puerta de su apartamento rogándole que me dejara entrar.

¿Cómo pasó? Muchos le echán la culpa al amor. Otros justificarían mi relación diciendo que  el amor es ciego. Concluirán que el amor rompió mi corazón. Eso pensaba. Eso sentía. Cuando te rompen el corazón, deberías morir al instante como quien muere con un ataque al corazón. Pero no. Te toca seguir viviendo. El mundo sigue igual, pero tú ya no lo saber. Intentas vivir con un corazón roto.

Mañana es San Valentín. ¿Cómo recibirlo con el corazón roto? Y de pronto aparece Madonna al rescate.

First you love me and I let you in
Made me feel like I was born again
You empowered me, you made me strong
Built me up and I can do no wrong
I let down my guard, I fell into your arms
Forgot who I was, I didn't hear the alarms
Now I'm down on my knees, alone in the dark
I was blind to your game
You fired a shot in my heart

Took me to heaven and let me fall down
Now that it's over
I'm gonna carry on
Lifted me up, and watched me stumble
After the heartache, I'm gonna carry on
Living for love
Living for love
I'm not giving up
I'm gonna carry on
Living for love
I'm Living for love
Not gonna stop
Love's gonna lift me up

¿Cómo lo olvidé? No es el amor el que me rompió el corazón. Mi corazón me lo rompió la traición, no el amor. Es el amor quien me hará armarlo de nuevo. Por amor uno sigue viviendo con el corazón roto y poco a poco el amor mismo lo sana. El amor no es ciego. El amor te hacer verlo todo y amar tal como es. Hoy conozco lo peor de mi marido. Y conociéndolo, lo amo. Amor es amor. Y también por amor, decidí que no puedo estar con él. Lo amo, pero me amo más a mí. El amor te hace grande. Me hará perdonar, y me hará capaz de amarlo y dejarlo ir. Mi corazón sanará por amor. “Love is gonna lift me up!” Tengo mucho que celebrar el día del amor. Hoy termina mi viernes 13. Mañana es 14 de febrero. Mañana viviré por amor.

Thursday, February 10, 2011

Estrellas

Hace unos días mi sobrina me preguntó que qué era una estrella. Y aunque pasé muchos momentos comprometedores cuando ella estaba en la etapa de preguntar el porqué de todo, nunca me había asustado tanto contestarle una pregunta. Ésta me aterró.

Hace tiempo no escribía y la razón está íntimamente relacionada con mi contestación a esta pregunta.

Tenía que decidir qué contestarle. Y la contestación iba a significar que asumiría una postura filosófica que no sabía si estaba lista para asumir. Y con ella no hay intermedios. Su sensatez de la inocencia te hace pensar muy bien qué postura asumir antes de decirle algo, porque sabes que te cuestionará si luego te agarra contradiciéndote. Era una gran responsabilidad.

Podía contestarle sencillamente que una estrella es una inmensa esfera de gas que emite luz propia debido a reacciones termonucleares en su centro. Y que están tan distantes que lo que realmente estamos viendo es algo que existió hace millones de años, por lo que lo que percibimos por nuestros sentidos hoy, probablemente ya no existe.

O podía optar por contestarle lo que siempre he pensado y que tanto sufrimiento me ha causado. Lo que me hace constantemente imponer la ilusión a la razón. Lo que consistentemente me ha hecho tomar tan malas decisiones que termino escribiendo en este blog con la esperanza de que alguien se escandalice tanto de mis historias que evite repetirlas. Podía decirle la verdad. Que las estrellas son un regalo mágico. Que basta con esperar la noche y ver un cielo estrellado para saber que el amor existe. Que pocas experiencias superan el estar con la persona que amas bajo un cielo estrellado. Que te hacen sentir protegida y guardada. Que consultas decisiones y recibes respuesta. Que pides deseos y son concedidos.

La miré y me di cuenta que ese momento era uno de esos mágicos. Yo sabía lo que era estar tirada a la orilla de la playa una noche de cielo estrellado con el hombre que amo. No podía privarla de eso. En ese mismo momento vimos una estrella fugaz. Sonreí. “Pide un deseo y ahora te explico lo que es una estrella”, le dije.

Friday, April 9, 2010

La Razón Prevaleció

Ricardo llamó. Quería confirmar su hora de llegada del viernes para coordinar que lo fuera a recoger al aeropuerto. “Me gustaría, pero no puedo” contesté. Claro ya Esteban estaría acá y difícilmente me iba a poder escapar. Hubo silencio. Y cuando se rompió, hubiera preferido que durara un poco más.

“Te entiendo. Sé que me lo advertiste desde el principio. Sé que no estás lista. No conozco las razones, pero las respeto. Me corrí el riesgo. Pero hasta aquí. Estás distanciada. Te he sentido muy lejos de mí. Lo que te voy a decir me duele y me dolerá más. Lo aguantaré. Creo que debemos dejarlo aquí. Solamente te quiero tener de una forma y es conmigo. No estás aquí. Yo sé lo que quiero, sé dónde quiero estar. No tengo dudas. Tú eres lo que quiero. Te quiero a ti. Que te quede claro hoy y siempre. Quizás no pueda estar contigo en esta vida, quizás no me reconozcas, pero soy feliz porque sé que existes. Me devuelve la ilusión sólo saber que existes. Aquí estaré siempre para ti Grace. Te quiero. Sabes dónde encontrarme.”

Y entonces, la razón me invadió. Había dicho las palabras perfectas. Si tuviera un listado de todas las cosas que quiero que un hombre se comprometa conmigo, este discurso las contendría todas. Todas. Por eso supe. La razón prevaleció sobre la emoción. “Acepto tu propuesta” dije. “Creo que es lo mejor que lo dejemos aquí”

Escuché todo lo que quería de un hombre y no conmovió ni un solo átomo de mi cuerpo. No deseé salir corriendo a besarlo, abrazarlo para no soltarlo. Nada de eso. Por el contrario me dolió. No era correspondido y no había nada que yo pudiera hacer para cambiar eso. La falta de emoción le dio paso a la razón. La ausencia de emoción me hizo tomar una decisión racional. Ya no parecían conflictivas. Sentí alivio, sentí ilusión. La razón me había dicho que le hiciera caso a la emoción.

Friday, April 2, 2010

La Libertad

Llevo un tiempo callada, en reflexión. Pensando cómo llegué a dónde estoy. En el mismo lugar de confusión. Cómo volví al lugar de inicio, cuando ya lo había resuelto. Revisé los sucesos.

Era miércoles. Justo el día antes de la llegada de ambos. Ese día recibí una llamada de Ricardo. Me contaba de su día, de su viaje, de todo el trabajo que había tenido y de que se había complicado tanto que había tenido que retrasar su viaje un día más. Llegaría viernes no jueves. ¡Vaya! Tengo un problema menos, pensé.

Y para seguir mi tradición de dos en dos, esa noche salí con dos hombres. Con mi hermano y Alberto, uno de sus mejores amigos. No me invitaron, me invité yo sola y les invadí su “boys night out”. Así que me aceptaron una vez yo alegué que yo podía ser “one of the boys”. Me hacía falta una noche de relajación, de pasarla bien, en confianza, sin presiones ni compromisos. Y así fue. Fue una noche larga en que pasamos desde ir al teatro, hasta terminar en una barra ligando mujeres. Prometí ser “one of the boys” así que me tocaba.

Habíamos salido a las siete de la noche. Eran las 5:00 AM y ahí estábamos. La pasamos tan bien que ya estábamos planeando qué haríamos mañana. Hasta que recordé que mañana era jueves. Llega Esteban. Mi cara se transformó.
- Mañana no puedo. Dije. Tengo que buscar a Esteban.
- Pues lo buscas y seguimos. Alegaron “mis partners del boys night out”.
- No voy a poder. Él no va a querer.

Y como quien echa un balde de agua frío, la noche terminó.

Cuando ya estaba en mi carro camino a mi casa, Alberto me llamó.
- ¿Te puedo hacer una pregunta personal? Contéstala sólo si quieres.
- Dime. Contesté sin remedio. Una advertencia como ésta lo que hace es matarme de curiosidad.
- ¿Por Qué estás dispuesta a entregar tu libertad de esa forma?

La pregunta fue como si me hubieran hamaqueado tratando de que saliera de un trance. Y entonces me escuché: “no puedo”; “tengo que”; “no voy a poder”. ¡Dios mío! ¡Hasta un borracho de barra se da cuenta! La pregunta retumbaba. ¿Por Qué entrego mi libertad? ¿Por Qué termino haciendo cosas que no quiero por un macharrán? No tenía respuesta.

- No puedo contestarte. No porque no quiera, sino porque no sé la respuesta. Pero necesitaba escuchar la pregunta.
- Tú no necesitas eso Grace. Terminó diciendo.

Alberto había hecho la pregunta correcta. ¿Por Qué lo hacía? Seguí pensando. Todas las posibles respuestas eran cosas que no quería en mí. Todas se resumían en una: miedo. Miedo a estar sola, miedo a que no me quieran, miedo a no ser correspondida. Incluso lo más bajo, sentirme que tenía que ser suficiente mujer para que me eligiera a mí y no a otra. Esa era la cruda verdad. Y no me gustaba, y no era capaz de decírsela a nadie. Estaba en una esclavitud voluntaria basada en miedo y falta de autoestima.

¿Valía la pena entregar mi libertad por esto? ¿Qué harías si no tuvieras miedo? Antes solía hacerme esta pregunta cuando tenía que tomar decisiones difíciles. Si no tuviera miedo, sabría disfrutarme mucho más, sabría que estoy sola por elección, no por rechazo. Crecería mucho más como ser humano y me sentiría plena. No. No valía la pena entregar mi libertad. En cuanto llegara Esteban tenía que resolver esto. No podía seguir aquí.

Luego de reflexionar, el no miedo me trajo otro miedo. ¿Estaré yo dispuesta, algún día, a entregar mi libertad? ¿Me acostumbraría tanto a mi libertad que se me hará imposible estar con alguien? Y la contestación vino simple y claramente: Estaré dispuesta a entregar mi libertad cuando entregarla se sienta como no perderla.

Saturday, March 20, 2010

La Decisión está Tomada

Ayer fue mi cumpleaños. La decisión ya estaba tomada. Sin embargo, como muchas veces pasa siempre que se toma la decisión que no se debe, no sucedió lo planeado. Hoy amanecí con alguien en mi cama.